Molino de El Tío Facorro
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TORRE PACHECO
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Los molinos de viento se implantaron en todo el Campo de Cartagena a partir del siglo XVI. Son de tipo mediterráneo y vela latina. La presencia de los molinos harineros fue más frecuente desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX y, junto a los molinos dedicados a la extracción de agua fueron esenciales en la economía de nuestra región.
Destacan los conservados en el municipio de Torre Pacheco debido a los proyectos de restauración y conservación llevados a cabo por el propio Ayuntamiento. Dichas actuaciones han devuelto a estos gigantes toda su monumentalidad e importancia.
Esta zona tiene una gran tradición agraria desde hace siglos, documentándose numerosas villas romanas dedicadas al cultivo del cereal. Debido a esta importante tradición agraria, se hace totalmente necesaria la presencia de molinos con los que poder convertir el trigo en harina o poder extraer agua del subsuelo para el riego a través de la conversión de la fuerza del viento.
El Molino de “El Tío Facorro” se encuentra situado en el núcleo de Torre Pacheco, dentro de su entramado. A pesar de la desaparición que sufren esta clase de inmuebles y la ampliación urbanística, este molino ha sobrevivido y se ha convertido en un edificio más dentro del paisaje urbano.
Su planta es de forma circular, mientras que su alzado troncocónico se eleva a unos 12 m. Su construcción se basa en la utilización de piedras unidas con una argamasa de cal y arena, creando muros de un grosor suficiente como para poder aguantar las acometidas del viento y el peso de toda la maquinaria.
Su cubierta, llamada chapitel, está formada por una serie de tablas de madera unidas a un eje que permiten la movilidad de las velas para orientarlas a la dirección del viento y puedan soplar. Este tejadillo es giratorio, siendo una pieza fundamental el palo guía que es el que mueve el chapitel y consigo las velas.
Su interior cuenta con tres cámaras, en las que se reparte la maquinaria necesaria para el proceso de fabricación de harina. Estas plantas fueron construidas por vigas y recubierto de tablas de madera.
Conocemos parte de su historia gracias a la documentación existente en el archivo municipal. En 1838, aparece por primera vez reflejada su existencia. A partir de este año, ininterrumpidamente su dueño paga los impuestos del inmueble hasta 1843. No se vuelve a saber nada de esta construcción hasta 1851, siendo a partir de ese año su nuevo dueño Gregorio Sánchez Egea hasta 1874. A partir de esa fecha se suceden varios propietarios hasta Mariano Sánchez Victoria, que fue su último dueño hasta mediados del siglo pasado cuando las máquinas industriales para moler sustituyeron definitivamente a los molinos de viento.
El Ayuntamiento de Torre Pacheco lo restauró por primera vez en 1997, y posteriormente se han llevado a cabo varias intervenciones ya que estas construcciones necesitan un mantenimiento continuo.