Ojós está rodeado de huertas, de ahí su antiguo nombre Oxox, que toma su nombre del árabe Hosos (también Osos), que significa huertos (o caseríos). El clima y el río Segura convierten a Ojós en un vergel, creando un paisaje fértil de huertas de cítricos salpicadas con palmeras, que se desarrollan a lo largo de una estrecha franja a ambos lados del río. La huerta está formada por parcelas abancaladas protegidas en la mayoría de los casos por muros de piedra, en los cuales pueden verse a menudo piedras que sobresalen alineadas en diagonal a modo de escalera para su acceso, conformando un espacio agrícola tradicional heredero del mundo morisco.
A mediados del siglo XIX existían en Ojós 329 tahúllas de regadío, con naranjos, limoneros y algún que otro frutal, con casi 13.000 árboles. Fuera de ellas, en 3.071 fanegas de tierra, también se plantaba algo de trigo y olivos. Estas huertas están protegidas en muchos casos con tapias construidas con la técnica de piedra en seco, es decir, piedras sin labrar colocadas sin mortero o argamasa de unión (técnica declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018) o con mampuestos tomados con yeso, creando estrechos caminos de comunicación y transporte.