La cultura predominante y por la que se conoce el yacimiento de las Cabezuelas, es la cultura ibérica, la que más ha llamado la atención tanto de investigadores como de saqueadores por sus vistosos materiales cerámicos. Probablemente el asentamiento no presentaría murallas defensivas, ya que las propias características del cerro, formado por margas yesíferas que se degradan con mucha facilidad, y la erosión natural, han propiciado un acceso muy complicado e incluso impracticable por su lado norte. Aun así, la zona oeste, donde parece existir un foso, sería la parte más accesible, y por ello no se descarta que pueda existir un lienzo defensivo en ese lugar. La fase romana también debió de ser muy relevante, ya que se pueden apreciar en super¿cie gran cantidad de materiales adscritos a esta cronología, que se solapa sin solución de continuidad con la fase ibérica y se prolonga por lo menos hasta la primera mitad del siglo II d.C. Tras un prolongado hiato de aparente abandono, la presencia de materiales de cronología andalusí delata una nueva ocupación del cabezo al menos a partir del siglo IX, entre los que destacan, además de un tesorillo emiral hallado por clandestinos y hoy en una colección particular, abundantes fragmentos de cerámicas toscas y otros más re¿nados, que señalan una última fase de apogeo del poblado entre los siglos X y XI.
En Totana