Construido sobre la Peña Negra de la Sierra del Solán, a 556 m de altitud y dominando el núcleo urbano, se alza este castillo construido en el siglo XII por los musulmanes.
Durante el siglo XIII se produjo en esta zona la rebelión de Ibn Yusuf in Hud contra los almohades. Negra, localidad a la que posteriormente llamaron Blanca, sufrió los enfrentamientos entre los dirigentes de la comarca.
En 1285 Sancho IV, rey de Castilla, otrogó las villas y lugares del Valle de Ricote, entre las que se encontraba Negra, a la Orden de Santiago. Esta orden mejoró el rendimiento de las tierras y convirtió al cristianismo a los mudéjares blanqueños.
El castillo fue utilizado como atalaya de vigilancia y zona de refugio para los habitantes de las alquerías colindantes, en épocas de inestabilidad.
Fue restaurado entre 2003 y 2006.
El castillo, convertido en el símbolo del poder señorial de la orden sobre el valle y sus pobladores, había de protagonizar un sonoro hecho de armas a mediados del siglo XV, en el contexto de la guerra civil murciana y los enfrentamientos entre el adelantado don Pedro Fajardo y su cercano pariente Don Alonso Fajardo "el Bravo". Así en 1448, se dirigió una acción bélica contra la fortaleza en la que se utilizaron algunos ingenios de artillería pirotécnica, alimentados con ocho arrobas de pólvora comprada en Orihuela.
Arquitectura
Los restos más destacados del conjunto fortificado están formados por tres torreones unidos por dos cortinas donde el cubo del centro es de menor tamaño que sus flanqueantes. Este sistema cerraba el recinto por uno de sus lados, y alberga en su interior un posible aljibe enclavado en roca. A partir de estas estructuras se pueden apreciar los arranques de una muralla apenas conservada, que confiere una planta irregularmente rectangular cuyos lados más largos se extendían en sentido noreste suroeste.
Los restos conservados, y perfectamente visibles en estos tres torreones, fueron levantados con tápiales. También son aún visibles los mechinales que alojaron los tablones que formaron los módulos de la construcción del muro, que tiene un espesor aproximado de 90 cm, según Alonso Navarro, la torres pudieron alcanzar los doce metros de altura, y presentan señales de haber tenido dos cuerpos y la terraza almenada. Igualmente presentan ciertos vanos en su parte superior, que posiblemente fueron Saeteras.
Otros restos
Hacia el este de la fortificación, en el lado más alto del cerro, se aprecian también restos constructivos que pueden indicar una construcción defensiva adscrita a un periodo cronológico previo a la hoy conservada.