El Papa Francisco lo ha dicho en más de una ocasión:
"el Señor no se cansa nunca de perdonarnos.
Somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón".
La indulgencia plenaria alude precisamente a eso, a la posibilidad de conseguir el perdón por los pecados cometidos. Al ser plenaria, se consigue la liberación total del castigo.
Independientemente de dichas acciones, se aconseja confesarse o participar en la comunión, si bien estos sacramentos no son indispensables para ganar el jubileo. Si lo haces todo, volverás a casa libre de culpa y con una paz interior difícil de describir con palabras.